El ejército de Israel ha lanzado una advertencia contundente a Ada Colau y a los tripulantes de la Global Sumut Flotilla: “Cuando lleguen, serán detenidos”. La situación se ha intensificado drásticamente después de que Israel confirmara un caso judicial contra los activistas, acusándolos de colaborar con el terrorismo. El portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel, Ei Def, ha dejado claro que esta flotilla está vinculada a Hamás, señalando que cualquier apoyo a esta misión equivale a respaldar a los terroristas responsables de los ataques del 7 de octubre.
La armada israelí se encuentra en estado de alerta, lista para interceptar los barcos y prohibir su acceso a Gaza. La misión, que inicialmente se presentaba como un acto humanitario, ha derivado en un punto de tensión diplomática, con acusaciones graves que ponen en jaque la credibilidad de los organizadores. El principal barco de la flotilla, en el que viajaban Colau y la activista Greta Zumber, ha sufrido daños irreparables, forzando su retirada y complicando aún más la situación.
La presión internacional también se ha intensificado, con el gobierno de Italia exigiendo que la flotilla haga una parada en Chipre antes de continuar hacia Oriente Medio. Mientras tanto, medios británicos han revelado que el presidente español, Pedro Sánchez, ha brindado apoyo político a esta expedición, lo que ha generado una controversia que podría afectar la imagen de España en el ámbito global.
La amenaza de arresto no es una mera hipótesis; es una advertencia formal de Israel. Lo que comenzó como un gesto de solidaridad se ha convertido en un riesgo diplomático que podría tener consecuencias devastadoras, no solo para los activistas, sino también para la reputación internacional de España. La misión se encuentra en un punto crítico, y el futuro de Colau y sus compañeros pende de un hilo.
